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JARDÍN Delgada es esta tarde de julio, inmóvil, asida a las columnas que se alzan sobre la hierba blanda Delgada es esta tarde de julio que decae con dulzura, como las manos que no atienden al sol, ni están alerta al paso de las horas... ¡Qué tristes dan los cuerpos una vez y otra vez contra esta paz eterna, para perderse ardientes por la trama olvidada del asombroso cielo!... (Sentados en el banco del parque se presiente la noche tras de la luz en calma, desnuda, sorprendida en su propia penumbra y silenciosa): Las palabras, la gente, en su nuevo color la misma tarde ahora, nuestro amigo que calla: todo se borra al filo de los árboles, todo es oscuridad que se remonta azul, veladamente, lo mismo que el Jardín cerrado, se suelta en el olvido para perderse en la aventura del ensueño. |
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